Muchas veces se presenta ante mí un adolescente con dificultades al que le cuesta expresar su malestar, no encuentra las palabras, no puede verbalizar el sufrimiento que lo invade. En algunos de estos muchachos o muchachas su mal-estar se traduce más por medio de actos que de palabras.
¿Qué le ofrezco como psicoanalista? Le ofrezco un espacio de libertad donde pueda expresarse y ser aceptad@ tal como es sin ser juzgado. Le muestro mi deseo de escucharle, de comunicarme con él o con ella, de acceder a su mundo interior. Se abre así en este encuentro con el otro la posibilidad de establecer un lazo transferencial. Mi escucha va dirigida al inconsciente. Lo que hago es traducirle el malestar que siente.